Una de las preguntas que ronda por las cabezas de muchas personas cuando oye hablar del tarot es si se trata de magia negra. En efecto por diversas razones, al concepto de tarot se le suele asociar el concepto de magia negra, de tal modo que se piensa que el primero forma parte de la segunda. Lo cierto es que esto es falso.
Tras esto veremos como un hechicero versado en magia negra puede utilizar el tarot, sin que tengan nada que ver. Finalmente hablaremos sobre cómo se ha llegado a asociar el tarot a la magia negra.
¿Qué es el tarot?
Ya hemos hablado sobre lo que es el tarot muchas veces y es posible que muchos lectores y lectoras ya sepan lo que es. Sin embargo, por aquellos y aquellas que no lo sepan, merece la pena dedicarle aquí unas líneas a responder a esta pregunta.
El tarot es un método de adivinación y como tal no interfiere en la vida de las personas, únicamente proporciona sabiduría e información al o la consultante sobre el porvenir y sobre el destino. Con el tarot no se puede ni favorecer ni perjudicar a alguien, simplemente nos ofrece una visión de nuestro presente, pasado y futuro sui generis. Para nuestros fines, basta con esta breve explicación.
¿Qué es la magia negra?
Al contrario de lo que ocurre con el tarot, la magia negra sí que interfiere en la vida de las personas, en los negocios, etc. Se trata de una serie de prácticas litúrgicas mediante las cuales se realizan hechizos y maleficios, con los que podemos beneficiar o perjudicar a los demás o a nosotros mismos sin importar las consecuencias.
El apelativo de negra lo recibe porque esas prácticas y los hechizos mismos van en contra de los códigos morales y de conducta de las sociedades que la practican. Así, para nosotros que pensamos que las personas nacen libres por naturaleza y que, como tales, han de decidir libremente en todos los aspectos de su vida, magia negra sería un hechizo diseñado para que la persona sobre la que se lanza se enamore de otra persona.
En efecto, con un tal hechizo interferimos en la vida del hechizado de tal modo que no se enamora por sí mismo de la persona que él desea, sino que se enamora por medios mágicos de la persona que el hechicero o hechicera desea.
La magia negra es y ha sido siempre practicada por brujas, sin embargo, como todo en esta vida, no merece la pena olvidarse de ella por muy negra que sea, puesto que en ocasiones puede prestar un útil servicio. El mal, en este caso, está en el abuso y uso caprichoso de su enorme poder.
De qué manera puede servir el tarot a la brujería y viceversa
Como se ha dicho más arriba, las personas especializadas en el uso de la magia negra son las denominadas brujas. Estas, al igual que cualquier otra persona, pueden aprender a realizar tiradas de tarot y a leer el porvenir en ellas.
De modo que no es extraño que las brujas conocedoras del tarot utilicen este medio de adivinación con el objetivo de decidir el momento adecuado para realizar determinado hechizo o para saber si logrará realizar sus fines con otro determinado sortilegio.
También podría llegar a reconocer si su baraja ha sido maldecida. Igualmente, una tarotista que tenga unos mínimos conocimientos de magia negra puede llegar a leer en la tirada de tarot la influencia negativa de algún maleficio del que el o la consultante ha sido víctima. Todas estas cosas pasarán desapercibidas para los tarotistas y las tarotistas que no tengan las suficientes nociones de magia negra.
Cómo se ha llegado a asociar el tarot con la magia negra
La razón de que hoy por hoy se asocie el tarot con la magia negra ha de buscarse en la historia. En efecto, desde la Edad Media la iglesia cristiana emprendió una labor inquisidora, consistente en acabar con todo aquello que no fuera cristianismo. A todo lo que no era cristianismo, en el sentido de “cristianismo” aceptado por el Papa, se le persiguió e intentó destruir.
Los apelativos que recibían las prácticas no cristianas eran los de pagano, hechicería, brujería, magia negra, herejía, etc. De modo que todas aquellas prácticas no cristianas pasaron a conocerse como tal. Este fue el caso del tarot.
Por supuesto, la inquisición es más antigua que el tarot, sin embargo este, en cuanto se supo de su existencia por parte de las autoridades de la iglesia, pasó a ser catalogado como magia negra y brujería, algo que hacían herejes, brujas y personas pecadoras.
Esto se acentuó más por el hecho de que hasta hace menos de cincuenta años, las mismas personas que practicaban la adivinación conocían otras prácticas esotéricas, como la magia roja, la magia blanca, la magia negra, la homeopatía, etc.
A este perfil de persona se la persiguió especialmente, se la llamó bruja y se la quemó en la hoguera. No ha sido hasta la época actual, que estás prácticas han sido disociadas y se han dejado de perseguir, de tal modo que hoy día podemos decir, sin miedo a ser perseguidos por herejes, que el tarot y la magia negra no tienen nada que ver.